mié. Mar 27th, 2024

Erasmo de Rotterdam y el día internacional del Corrector de Textos

Erasmo de Rotterdam, humanista, escritor y teólogo, nace el 27 de octubre de 1446. En su honor, se festeja a los profesionistas dedicados a la corrección de textos.

El 27 de octubre de 1466 nace en Rotterdam, actual Países Bajos, el humanista, filósofo, filólogo y teólogo Desiderius Erasmus Roterodamus, cuyo nombre de bautizo fue Gerrit Gerritszoon (Gerardo, hijo de Gerardo), fue hijo de un sacerdote de Gouda y su sirvienta Margaretha Rogerius.

Entró a los 18 años en el monasterio de los Canónigos Regulares de San Agustín, se ordenó sacerdote y en 1495 empezó a estudiar teología en la Universidad de París, donde conoció el pensamiento humanista del Renacimiento influenciado por el rescate de la cultura griega y romana.

En el año 1500 escribe sus Adagios, colección de refranes y moralejas traducidas del latín y el griego antiguos, este trabajo lo continuará hasta el final de su vida al reunir 4,500 y tener cerca de 60 ediciones.

Comenzó a dar cátedra de teología en la Universidad de Cambridge en época de Enrique VIII.

Conoció a otros humanistas, entre ellos Tomás Moro. Su espíritu rebelde lo hizo ser crítico a las instituciones de su orden, su versión del Nuevo Testamento será tomada por Martín Lutero para iniciar su traducción de la Biblia al alemán.

En 1509 publicó su obra más famosa: El elogio de la locura, que pretendía fuera una obra limitada a los círculos de lectores de las universidades, pero se volvió una obra popular que alcanzó las siete ediciones y llegaría a toda Europa.

Portada original de El elogio de la locura

Erasmo quedó decepcionado de la Reforma, había luchado contra la imposición de viejas ideas en vez de proponer nuevas posturas, contra la corrupción y abuso que hacían monjes, sacerdotes y obispos del poder, pero quería que se viviera de acuerdo a las reglas que ellos no obedecían, no que fueran modificadas las mismas para adecuarse a los intereses de ellos como pasó con los reinos que fueron declarando su ruptura con Roma.

Residente desde 1521 de Basilea, la ciudad se adhirió oficialmente en 1529 a la Reforma protestante, por lo que tuvo que dejarla para establecerse en Friburgo de Brisgovia, ciudad del imperio, tras declarar que la labor de predicar es el único oficio verdaderamente importante de la fe católica.

En su libro Eclesiástico, tuvo de alumno a Johannes a Lasco, posterior reformador de Frisa.

La su última obra titulada Preparación para la muerte, asegura que haber llevado una vida íntegra, proba, honesta es la única condición para alcanzar una “muerte feliz”.

El papa Pablo III le concedió una renta en el priorato de Deventer, pero tuvo que viajar a Basilea en 1535 donde enfermó de gota y tuvo que permanecer en la ciudad hasta su muerte en la madrugada del 12 de julio de 1536, pese a ser sacerdote católico se le enterró en la Catedral de Basilea.

La obra de Erasmo fue incluida en el Índice de obras prohibidas tras el Concilio de Trento.

En su vida usó el lema “Cuando tengo un poco de dinero, me compro libros. Si sobra algo, me compro ropa y comida”.

En honor a Erasmo de Rotterdam, reconocido por realizar una gran labor en el campo editorial, la Fundación Litterae de Argentina, eligió el día 27 de octubre de 2006 para empezar a conmemorar a las personas dedicadas a revisar y corregir los textos de imprenta, la fecha fue elegida por el ser aniversario del nacimiento del humanista.

Esta profesión nace con la imprenta, en un principio era bien pagada por lo complicado y caro que era elaborar las placas de impresión, en caso de dejar pasar un error no se pagaba el trabajo.

Desde la Edad Media, los copistas recibían un trato especial por tener que dedicar todo su tiempo en realizar copias de forma manual de texos antiguos y valiosos.

Para llegar a esa profesión se debían pasar años de ayudante, estudiando latín, griego, ortografía, dibujo, caligrafía y gramática, al ser aceptados formaban parte de un gremio que era considerado al nivel de ser sabio por todo el material intelectual que pasaba por sus manos.

Imagen de ArtTower en Pixabay

Con la llegada de la imprenta mecánica y los diarios la función del corrector fue mayor, pasando a tener que revisar textos de libros nuevos a partir del original y someter sus correcciones en estilo, ortografía y composición, que en caso de los diarios debía realizarse en cuestión de horas antes de meter un original a la prensa.

Los correctores automáticos son usados cada vez más como complementos de los programas de ofimática (Office, LibreOffice, OpenOffice, etc.), el navegador o el editor de textos, pero carecen de la función escencial del corrector de hacer coherente el estilo, los términos, las traducciones y el uso de sinónimos o la costrucción gramatical.

El trabajo de un corrector de textos es una profesión que todavía es escencial, pues entre mayor es la “inversión tecnológica” se ha detectado una mayor cantidad de errores y muchos textos son vagos e incluso contradictorios en sus contenidos, aunque por años fue una profesión menospreciada por ser mayormente empírica, el conocimiento que debe tener un corrector sobre la lengua, uso, formas y estilos literarios es a veces más amplia que la de un editor.

Felicidades a todos los que ejercen esta profesión tan noble de las artes gráficas.

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